En septiembre pasado, un tifón sacudió a Manila y otras regiones de Filipinas, dejando daños irreparables. Teletech quiso mostrarse ante los ojos del mundo como una empresa filantrópica, que socorre a las víctimas: se trata de una nueva estafa de la multinacional yanqui.
Durante el tifón de Filipinas, un país codiciado por las compañías de outsourcing debido a sus bajísimos costos laborales, Teletech mostró su verdadero rostro: cómo garantizar la continuidad de su negocio, a pesar del desastre humanitario.
Según Philippine Daily Inquirer (14-11-09), Teletech concedió “un pago adicional para los que desafiaron las intensas lluvias y las aguas y se presentaron a trabajar desde el 28 de septiembre hasta el 2 de octubre” (¡había un tifón y no cerraron!). La compañía destinó barcos para ir a buscar a los empleados a las zonas más afectadas, y aprovechó la enorme necesidad de sus trabajadores para proceder a despidos encubiertos, bajo el formato de “13 meses de pago por adelantado, junto con la enfermedad o vacaciones de retiro para los empleados afectados” (ídem).
Por si fuera poco, los gastos por la campaña en Filipinas fueron utilizados como excusa para atacar reivindicaciones de empleados en otros países (fiestas de fin de año, cajas navideñas).
Pero, ¿podíamos esperar otra cosa de Teletech, una compañía que instaló una de sus plantas de Buenos Aires, sobre un ex centro clandestino de detención de la dictadura militar?.
¿Una compañía que impone un control totalitario de sus trabajadores (al estilo Gran Hermano), para asegurarse sueldos bajos, superexplotación, mala liquidación de los sueldos, y todo tipo de violación de derechos laborales?
La verdadera solidaridad surgirá de la unión de los trabajadores, contra los atropellos de Teletech y su dictadura en los lugares de trabajo.
Publicado en La Voz de los Call Centers, número 2, marzo 2010.
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