Continúa la lucha de los tercerizados del call center de Edenor por el pase a planta permanente. Desde el 29/3, día en que la empresa comenzó a desmantelar las instalaciones del call e impidió el ingreso de los activistas, la asamblea de trabajadores ha protagonizado importantes medidas de acción que instalaron el conflicto: se movilizaron junto a los tercerizados ferroviarios el mismo 29, y protagonizaron dos importantes movilizaciones sobre oficinas comerciales de Edenor.
El Ministerio de Trabajo impuso primero una falsa paz social y luego una conciliación obligatoria apostando, al igual que las patronales de Edenor y la tercerizada ICT, y las burocracias de Comercio y Luz y Fuerza, a desgastar el movimiento de lucha en una calesita interminable de audiencias y maniobras burocráticas.
Frente a este escenario, cobra una importancia vital el respeto de la soberanía de la asamblea de trabajadores, de sus decisiones, y de su pliego reivindicativo: equiparación salarial con los efectivos, pase a planta permanente, permanencia en el edificio de Estomba, reencuadramiento gremial, ningún despido ni suspensión y reincorporación de los despedidos.
A diferencia del planteo del abogado Recalde, que plantea volver al edificio de la tercerizada a cambio de nada y dejar el asunto en manos del comité arbitral de la CGT –que se expediría sobre el encuadramiento, con suerte, en dos meses, y sin ninguna garantía de que el fallo pudiera ser favorable-, creemos que corresponde no depositar ninguna confianza en la burocracia sindical, y se debe preparar un plan de lucha junto al resto de los tercerizados y trabajadores en lucha.
Recalde y Luz y Fuerza desenvuelven un intenso macartismo contra nuestra agrupación y el PO, acusándonos de llevar las luchas a la derrota. Pero se trata de una falacia enorme: efectivamente, cuando uno lucha puede ser derrotado, pero también puede ganar –los petroleros santacruceños acaban de ganarle a las empresas más poderosas del país, el gobierno y la burocracia todos juntos. En cambio, el que elige no luchar está derrotado de antemano, como lo demuestra una conducción de la CGT que acepta básicos que son la mitad de la canasta familiar, y permite que el 50 por ciento de la fuerza laboral se encuentre tercerizada, en negro, o por agencia.
Si el movimiento ha evitado, con la lucha, el traslado al edificio de Pellegrini, ¿entonces por qué abandonar la lucha y volver a Pellegrini?. Si los tercerizados del Roca están pasando masivamente a planta sobre la base de su unidad, ¿por qué no podría ocurrir lo mismo con los tercerizados de las eléctricas en un gran movimiento común?.
Esta lucha se puede ganar. La batucada de ocho horas bajo la lluvia, aquél día en el Ministerio de Trabajo, prueba las reservas de lucha que tienen los trabajadores.
Publicado en La Voz de los Call Centers, número 7, mayo 2011.
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