Las empresas de
call centers se caracterizan por su desprecio y ataque a la organización
gremial de los trabajadores. Los procesos de organización dentro de cada call
center siempre son en un principio sigilosos, debido a la persecución
empresaria y la connivencia patronal con la dirección del SEC y el Ministerio
de Trabajo. Con esta precaución, son muchos los lugares de trabajo que han
logrado organizarse en los últimos años y conquistar delegados que defienden a
sus compañeros, logrando mejoras en las condiciones de trabajo.
En otros casos las
empresas han logrado triunfos provisorios, procediendo (bajo cualquier excusa)
al despido de los que se organizan. Sin embargo, muchos de esos trabajadores
han iniciado juicios de reinstalación contra las empresas, debido al carácter
discriminatorio y antisindical de los despidos. Así, por ejemplo, un trabajador
de Teleperformance ha logrado recientemente un fallo favorable que ordena su
reinstalación en el puesto de trabajo, dado que quedó probada la acción
antisindical de la empresa. En Actionline, varios trabajadores lograron su
reinstalación. En Claro se encuentra en juicio una activista, y lo mismo ocurre
con los despedidos de Atento Balcarce, represaliados por organizar su edificio.
Estos juicios (que
no deben sustituir la movilización y otras medidas de lucha) pueden potenciar
los alcances de una agitación sobre el lugar de trabajo que se pretende
organizar, que es lo que las patronales intentan impedir por medio del despido,
y presentan la perspectiva de un retorno al lugar de trabajo, para organizarlo
abiertamente con la autoridad de haber derrotado a la empresa.
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