El primer proyecto de ley del teleoperador para regular la tarea de los empleados de los call centers data de la lucha de los trabajadores de Atento contra la tercerización laboral, en 2005. Desde entonces, ha recorrido un largo periplo debido al boicot sistemático de las cámaras empresarias (Cámara Argentina de Comercio, la yanqui AmCham, la Cámara Argentina de Call Centers, entre otras). El 27 de julio de 2011, un proyecto presentado por la senadora Higonet (peronismo de La Pampa) logró la aprobación del Senado, pero no fue ratificado en Diputados y terminó perdiendo estado parlamentario. Las dilaciones en el tratamiento del nuevo proyecto, que apenas ha dado el primer paso (fue aprobado por la comisión de legislación del trabajo de Diputados), demuestra que para los partidos patronales de la Argentina las condiciones de trabajo en los call centers no son una prioridad.
Un poco de historia
Los call centers llegaron a emplear 70 mil personas en 2008, cayendo a 54 mil en la actualidad (La Voz del Interior, 1/12/13). Así como la enorme devaluación de la moneda en 2002 potenció la llegada de empresas extranjeras ávidas de explotar el abaratamiento de la mano de obra argentina, la apreciación posterior del tipo de cambio impulsó una deslocalización de casi todos los proyectos externos hacia países con salarios más bajos. A su vez, la recreación de condiciones de explotación favorables en las metrópolis, como resultado de la flexibilización laboral, y del crecimiento del desempleo que acompañó la crisis capitalista, motivó a muchas multinacionales a regresar proyectos a sus países de origen (Estados Unidos y Europa). El negocio, que estaba fuertemente asentado en la exportación de servicios, se reconvirtió entonces casi totalmente al mercado doméstico.
Pero no sólo hubo una deslocalización hacia países con mano de obra más barata. Las empresas apelaron y apelan también a una deslocalización 'interna', con la apertura de sedes en el interior del país, aprovechando las enormes concesiones que realizan los gobiernos provinciales, el abaratamiento aún mayor de la mano de obra con respecto a las ciudades más grandes, y la más debilitada organización gremial. En Chaco, "el ministro de Industria Sebastián Agostini explicó que el fuerte desarrollo del sector en la provincia se debe fundamentalmente al régimen de promoción que a través de las leyes 6.209 y 4.453 beneficia tanto a call centers, contact centers y alojamientos web con exenciones impositivas y aportes sobre salarios, como así también con subsidios a la tarifa eléctrica y el reintegro del 30 por ciento de la inversión a través de crédito fiscal" (Diario Norte, 22/3/12). De esta manera, una provincia que no contaba con ningún call, hoy tiene 4 mil empleados. La Cámara de Diputados de Formosa aprobó por unanimidad exenciones impositivas para promover la radicación de call centers: “beneficios fiscales, con una exención del 100 por ciento del impuesto sobre los Ingresos Brutos y de sellos durante los primeros 4 años..." (NoticiasFormosa, 4/4/14). Lo mismo en Tucumán, donde en 2012 "el Poder Ejecutivo (cubría) el 25% del salario bruto de cada empleado" (La Gaceta, noviembre 2012). Ese mismo año, Alperovich envió la Infantería contra una protesta de trabajadores de call centers. En Córdoba, con 22 mil empleados (el principal polo junto a Buenos Aires), "los call fueron exceptuados del pago de los impuestos a los Ingresos Brutos y de sellos". Las empresas de call centers que hoy patalean por el proyecto de ley del teleoperador han sido una de las niñas mimadas del modelo y de los caudillos del interior como Insfrán y Capitanich.
Extorsiones
Javier Serafini, dueño de Cat Technologies, resume la prepotencia de su sector al calificarlo como una "industria con rueditas". En el mismo sentido, Marcos Galperín -CEO y fundador de Mercado Libre- declaró a Contexto (4/3/12) que los sindicatos y las empresas de tecnología "no son compatibles”. “Si le ponés palos en la rueda a esta industria se va a ir a otro lado", dijo. La misma extorsión se esgrime ahora contra la aprobación de la ley del teleoperador. Sin embargo, sin ningún "palo en la rueda" estas empresas produjeron 10 mil despidos sólo en 2010 (Clarín, 10/4/11). Casi todo el sector de exportación de servicios fue desmantelado ante la apreciación del tipo de cambio. Que las empresas amenacen con cerrar por una ley que plantea cuestiones tan elementales como la ventilación de los lugares de trabajo, descansos entre llamadas, el pago al 100% de los fines de semana y el pago como jornada completa de una jornada reducida, demuestra que su éxito no radica -como pretenden ante la prensa- en el desarrollo tecnológico sino en la más cruda explotación de la juventud y de sus trabajadores, así como en parasitar de los subsidios estatales. Desde un punto de vista histórico, la invocación a una supuesta inviabilidad del negocio es vieja como la misma burguesía y trae al recuerdo la amenaza de los fabricantes ingleses del siglo XIX con cerrar las fábricas ante el reclamo obrero de limitar la jornada laboral a 10 horas. No nos dejaremos amedrentar por los pataleos empresarios, ni podrán detener (o hacer retroceder) el reloj de la historia. El ataque más sutil lo ha lanzado ahora el jefe de la AmCham desde las páginas de El Cronista, donde dice que la ley del teleoperador se choca con el tratado de inversiones entre Argentina y Estados Unidos. Pero incluso si así fuera, el tratado debería ser modificado o anulado, porque donde hay una necesidad nace un derecho.
Las condiciones de trabajo
A la insalubridad de la tarea, que pone de manifiesto la ley del teleoperador, se añade el fraude laboral. Si bien hay trabajadores de call centers encuadrados bajo convenio bancario, telefónico, o de televisión, la inmensa mayoría se encuentra encuadrado fraudulentamente en comercio, cobrando hasta un tercio del salario que cobran otros teleoperadores por las mismas tareas. Son innumerables las empresas que apelan a esta modalidad (ver aparte). Atento, Teleperformance, Randstad, o en algunos casos simples covachas que van cambiando de nombre, son tercerizadas de monopolios y grandes compañías que se disfrazan de “clientes”. La miseria salarial salta a la vista con cualquier ejemplo: una operadora con siete años de antigüedad, en un call porteño, no supera hoy los 5500 pesos, o sea un tercio de la canasta familiar. La tercerización se combina con las más variadas formas de precarización: pésimas condiciones edilicias, cronometramiento del tiempo para ir al baño, etc. Más aún, tanto la Cámara de call centers como ATCCAC (asociación de trabajadores de centros de contactos y afines de Córdoba) "reconocen que hay call que no están dentro de la legalidad y tienen salarios inferiores, pero no manejan números sobre la cantidad ni el volumen de personal que emplean" (La Voz del Interior, ídem). En la precaria situación de los trabajadores de call centers juega un papel fundamental la burocracia de los sindicatos, que actúa como un apéndice de las empresas.
El blanco predilecto de los empresarios de call centers son la juventud, las madres solteras, y en general los sectores más indefensos de la clase trabajadora. El informe de actividad 2009 de Teleperformance señalaba que, por la combinación de instrucción y bajos costos laborales, "(el) 1.300.000 estudiantes universitarios son típicos candidatos a convertirse en operadores telefónicos. Cerca de un tercio maneja una segunda lengua" (ver La Voz de los Call Centers n.1, dic 2009). Tal impacto ha tenido en la juventud y la sociedad el fenómeno del "outsourcing" y los call centers, que el tema llegó a la publicidad televisiva (“¡ah, sos telemarketer”!, en el comercial de Sprite), a series de televisión ("Collage", en Teleocho de Córdoba), y al cine. El documental "Córtenla", preestrenado en el Gaumont en noviembre 2011 en el espacio INCAA (muestra DOCA), grafica la lucha, las condiciones insalubres de la tarea, y cuenta con un notable registro de los cónclaves empresarios, que discuten cómo impedir la organización sindical.
Organización y lucha
Los trabajadores de los call centers han luchado en las condiciones más adversas contra la tercerización y por la reglamentación de la tarea, así como por el derecho a la organización gremial (ver aparte). La oleada de luchas de 2011, con Teleperformance y Actionline como casos más resonantes, permitió un reagrupamiento de fuerzas y una elevación de la conciencia de los teleoperadores, a pesar de su derrota. En el cuadro de un ascenso de la izquierda en los sindicatos y de la crisis de la burocracia sindical, asistimos en las últimas semanas a un resurgimiento de luchas y procesos de organización. Muchos activistas con despidos discriminatorios por organizar sus lugares de trabajo están logrando además su reinstalación.
Telemarketers en Lucha nació en octubre de 2009, como resultado de la fusión de trabajadores en lucha de varias empresas. Participó de la primera conferencia sindical impulsada por el Partido Obrero en aquel año, que discutió la transición histórica que vive el movimiento obrero argentino y la necesidad de recuperar las organizaciones gremiales. La persecución sindical de las empresas y la complicidad de la burocracia no ha podido ni podría detener el inexorable proceso de organización de los trabajadores por sus derechos.
¡Abajo la tercerización laboral!
¡Aprobación inmediata de la ley del teleoperador!
¡Por el derecho a la organización gremial!
¡Fuera la burocracia sindical!
TELEMARKETERS EN LUCHA